Un grupo de neurocientíficos de la Universidad de Southampton acaba de descubrir la molécula responsable de la resaca. En un artículo que publica la revista Plos One los investigadores explican que se trata de un neuropéptido, un "señalizador" del cerebro que, al activarse, es el responsable último de la cascada de desagradables sensaciones y síntomas que padecemos el día después de haber ingerido una buena cantidad de alcohol. Es así como nuestro cerebro intenta adaptarse a los diferentes grados de intoxicación etílica a los que le sometemos al beber.
Los investigadores británicos realizaron su estudio sobre un cerebro mucho más simple que el nuestro, el del gusano Caenorhabditis elegans, que tiene la particularidad de reaccionar de una forma muy parecida al humano a las intoxicaciones o dependencias del alcohol.
Y esto es lo que descubrió el equipo liderado por el neurocientífico Lindy Holden-Dye: básicamente, y de la misma forma en que sucede en las personas, cuando el cerebro de un C. elegans es expuesto al alcohol durante un prolongado periodo de tiempo, se acostumbra a un cierto grado de intoxicación. Y cuando el suministro de alcohol se interrumpe, empieza a experimentar ansiedad, debilidad, agitación e incluso espasmos, una serie de síntomas que son característicos de las resacas en su forma más aguda.
¿Una solución a la resaca?
"La investigación -señala Holden-Dye- muestra que los gusanos sienten los efectos de la retirada del alcohol y nos permite definir la forma en que éste afecta a los circuitos nerviosos responsables de la modificación de conducta". Si durante la fase de retirada los científicos suministraban a los gusanos pequeñas cantidades de alcohol, sus síntomas se suavizaban de inmediato.
Los autores del estudio han sido capaces, por primera vez, de identíficar exactamente dónde y cómo el consumo de bebidas alcohólicas afectan al sistema nervioso. "Lo cual -explica Holden-Dye- abre nuevas puertas al tratamiento del alcoholismo. Nuestro estudio proporciona un sistema experimental efectivo para atacar este problema".
Sin embargo, la investigación también abre la posibilidad de fabricar nuevas "armas" químicas que minimicen o eliminen por completo los efectos posteriores a una abundante ingesta de alcohol. Y eso es algo que podría incluso llegar a aumentar la dependencia del 13% (según el estudio) de la población adulta que padece este desorden mental.
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